Anoche a última hora nos vino a llamar a la habitación el hijo del dueño del hostal donde dormíamos, era para que metiésemos las motos por la noche en el local que había al lado; un almacén de bebidas, pena que las metimos en el lado de las cajas vacías que si no….
Esta mañana
sobre las 8:00, sacar las motos, poner maletas y rumbo a Mostar, la carretera
de Sarajevo a Mostar va por un valle, encajonado entre dos montañas y junto a un
río que se represa en varias ocasiones; es un paisaje bonito.
Al llegar a
Mostar, que es una ciudad bastante turística, ya estaba el típico “gorrilla”
intentado sacar algo por decirnos donde aparcar las motos; hemos pasado de él y
las hemos aparcado sobre una acera cerca del Puente Viejo.
Una cosa que
me ha sorprendido en Bosnia Herzegovina es la cantidad de gente que va en moto
sin casco, ya sea un ciclomotor o una Ninja 600; y pasan por delante de la
policía y no les dicen nada, no se ….
Al de poco de
salir de Mostar nos encontramos con este pueblecito de herencia otomana.
Antes de cruzar
la frontera hacia Croacia a rellenar el depósito con todo lo que entre ya que
en Bosnia es más barata. Hemos cruzado dos veces las fronteras Bosnia y Croata
hasta encaminarnos rumbo a Dubrovnik por la costa, solo enseñar DNI y sin
problemas.
Al entrar en
Croacia ya se nota un aire mediterráneo, la vegetación, el olor a mar….
Se baja por toda la costa, junto
al mar, viendo calitas en las que estoy deseando tirarme (hay 28º, y la ropa de
la moto da un poco de calor), aquí ya ha llegado el verano.
Unos 20 km antes
de llegar a Dubrovnik al salir de una curva cambia el límite de velocidad de 90
a 60 km/h miro al frente y veo metidos en una parada de autobús a dos policías,
uno con la pistola-radar apuntando; instintivamente clavo los dos frenos y reduzco
dos marchas del tirón, el motor ruge delatándome en la deceleración y además
oigo derrapar la rueda de Igor que viene detrás que también ha clavado.
Según me
aproximo a los policías pienso, libraremos o no libraremos; al pasar a su lado
no nos paran, el de la pistola-radar se la quita de la cara y tiene una sonrisa
de oreja a oreja; se descojona de nuestra frenada al verlos. Hemos librado.
Llegamos a Dubrovnik,
aparcamos las motos junto a la muralla y recorremos la ciudad vieja.
Al volver a
coger las motos nos encontramos la siguiente nota.
Se trata de un motero, Álvaro,
que ha venido desde España con su Hyosung de 250, ha visto nuestras motos y nos
deja un mensaje con su número de teléfono para tomar algo. No tengo teléfono,
lo he dejado al venir metido en la maleta en el hostal que habíamos pillado (26
€ la doble) y está lejos. Me da mucha pena, pues habría estado bien tomar unas
cañas con este compañero, tiene más merito que nosotros, el viene con una 250 y yo
con la vaca-burra esta.
Le
envío un whatsApp disculpándome por no poder quedar y animándole a que siga
viajando sin importarle la cilindrada.
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