No
llueve de momento así que a hacer el cambio de aceite. Cojo las tres botellas
de 1,5 l. de agua vacías que he guardado los últimos días (sigo sin encontrar
una de 5l), las 4 de aceite y a buscar un descampado a las afueras.
Encuentro
cerca un buen sitio, pero no hay ni una sombra y aunque el cielo está bastante
oscuro el sol pega con mucha mucha fuerza. Saco de la maletita de los repuestos
el último filtro que me queda, la pieza para desmontarlo y las juntas, bajo el
asiento la herramienta.
Preparo
las botellas con la navaja y al tajo. Mira que es un trabajo sencillo y que
supone poco esfuerzo, pues estoy chorreando como si me hubiese pillado un
chaparrón, no hay quien aguante al sol. El aceite usado tiene muy buena pinta,
buen color y muy buena densidad, da hasta pena tirarlo (aunque tiene 12.500 km en
poco más de un mes).
Con
el aceite cambiado, todo recogido y el usado en los envases vacíos del nuevo,
me dirijo a una gasolinera cercana a la que ya le había echado el ojo porque
tiene un bidón de 200 l. para verter el aceite usado. Aceite al bidón y envases
al contenedor.
Con
esto según los cálculos hasta Adelaida del tirón, allí ya tocarán más cosas
(aceite + filtro, aceite trasmisión, filtro aire y cubierta trasera). Al hotel
a descansar, ponerme un poco al día con el blog y seguir bajando información de
Indonesia y los ferrys entre islas.
Nada
más llegar a lavar camiseta y shorts, están chorreando y mejor que se sequen ya
limpios, no?
Ceno
en una lonja regentada por chinos, de inglés como yo de chino, pido por las
viejas fotos que hay pegadas a la pared y me confundo, he pedido unas gambas a
la plancha (veras que ostia…..) además del ya habitual arroz frito con pollo.
28 RM (6,5€) la cena más cara en muchísimo tiempo si no la de todo el viaje.
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