jueves, 11 de julio de 2013

09 - 07 - 2.013 Día 60




            Hoy he dejado atrás Turquía tras recorrer 4.600 km conociendo un poco este gran país. En la frontera turca enseñar pasaporte y documentación de la moto; en la georgiana lo mismo aunque dos veces, en puestos distintos según vas cruzando.

En el primer puesto de la frontera georgiana, el policía de inmigración tenía ganas de charla con el español de la moto. Ha empezado preguntándome por los Sanfermines, veía los encierros por internet todos los días; después me pregunta por una fiesta que se hace de la patata, le contesto que no me suena ninguna fiesta importante de la patata (en Vitoria seguro que hay pero este no creo que las conozca), a lo que contesta “oh no! Sorry, potatoes no, tomatoes”. Ok, La tomatina en Buñol, rato de charla.
Los coches de detrás empiezan a pitar y él ni se inmuta, me ve a mí un poco apurado y me dice “no hay problema que esperen, ¿hay otra también con naranjas no?” Si hacen otra en valencia con naranjas, y otra en Haro (La Rioja) con vino; esta no la conocía y le gusta la idea (seguro que esta noche está buscando la batalla del vino en internet).
Tras cinco minutos largos de charla, en 20 segundos pasa el pasaporte por la máquina, mete los datos del permiso de circulación al ordenador y me deja pasar. Más adelante hay que parar en otro puesto a que te echen el sello de entrada, había dos chicas jóvenes también con ganas de charla y risas. Al principio se descojonaban de que me llamaría Joseba, luego flipaban al revisar los visados de Irán, Pakistán e India, y al leer los sellos de Sudamérica que hay en mi pasaporte; al final la más joven de las dos quería que la llevara conmigo de viaje. Han salido de la garita, se han hecho una foto conmigo y por fin he cruzado.
Menuda historia para cruzar la frontera, aunque ojala todos los cruces largos de frontera sean por estos motivos y no por otros.
Una vez en Georgia parada en el monumento que hay al de poco de entrar a sacar la foto ya típica de todos los viajeros que cruzan este país. Después a echar gasolina, había calculado para llegar justo y me quedaban 50 km. Al entrar en la gasolinera me ha dado un subidón, acostumbrado ya a las 4,80 liras turcas (1,90 €/l) la 95 está aquí a 2,10 lari (1€=2,14 laris) luego 0,98 €/l. He llenado 32 litros por unos 28€, en Turquía lo mismo son casi 60€.
 
Un recorrido por Batumi, ciudad costera a orillas del Mar Negro muy dedicada al turismo de sol y playa nacional. Por cierto, cambio de hora, aquí van con el GTM+4, o sea ahora 2 horas más que en España.
 
 
 
 
 

 

 Había localizado por internet un camping a unos 25 km siguiendo la costa hacia el norte, cuando he llegado me he dado cuenta que el concepto europeo de camping no es el mismo que el georgiano. Me he dado media vuelta, estoy mejor en una campa que ahí.
He seguido hasta Kutaisi (antigua capital de La Cólquida que existía desde tiempos de los argonautas en el siglo XIII a.C.), donde he visitado la Catedral de Bagrati del siglo XI, varias plazas y el monumento a “David El Constructor”, el famoso rey de Georgia que fundó en el siglo XII el complejo de monasterios de Guelati al que iré mañana.




Ya eran las 19 y había que empezar a buscar algo para dormir, para variar el inglés por aquí no se lleva (aunque si el dólar) y yo de ruso y georgiano pues lo que he oído por la obra, ja, ja …   El primer hotel que he encontrado era demasiado lujoso (dígase, caro), el segundo desde fuera no tenía muy buena pinta pero hay que entrar a ver y preguntar.
Al acceder a hall veo pequeñas mesas redondas junto a las paredes, a ambos lados izquierda y derecha iluminadas con neones azul y rojo; al fondo una pequeña barra de bar con un altillo a su derecha en el que hay una barra metálica vertical y una escalera que sube hacia las habitaciones que están en el piso superior. Me atiende una mujer de unos 50 años extremadamente maquillada y marcando carnes, a su lado hay otras tres de similar aspecto algo más jóvenes. Lo tengo claro, esto es un puti fijo ... Me dice que la habitación cuesta 50 laris, le hago entender que es muy caro y me piro corriendo.
Al verme salir tan rápido un chico de un negocio de telefonía que hay al lado y que me ha visto entrar se descojona, él ya sabe lo que hay dentro. Dando un par de vueltas he encontrado otro que está bastante bien, lo único que no hay wifi, el dueño me pedía 40 laris y yo le decía que 30, al final hemos cerrado a 35 (16€) y he guardado la moto en su garaje cerrado.
Al volver del garaje se ha empeñado en que teníamos que tomar un vodka, ha ido a la nevera que tiene en recepción y ha sacado una botella de coca-cola de 2 litros rellena de un líquido transparente. A saber quién ha destilado esto, ha llenado dos vasitos y hemos brindado, él se lo ha tomado de trago y justo en ese momento ha entrado una pareja georgiana preguntando por habitación, en ese descuido he tirado el vodka a una maceta y he disimulado como que me lo había bebido y me picaba la garganta. Se ha reído un poco del blandengue del extranjero y me ha ofrecido más, le he dicho que no y he subido a la habitación.

 
 

3 comentarios:

  1. Jajaja mu bueno tu relato en tu viaje, quizas alguna dia me de al vuelta al Mar muerto

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    1. En Turquía no es necesario, vale con la documentación de la moto y la carta verde del seguro.

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