Sobre las 7 de
la mañana arriba, una duchita, recoger la ropa que lave ayer y acabar de
organizar las maletas. Acerco la moto desde el parking hasta justo enfrente de
la puerta del hotel, bajo todo y lo coloco en la moto. A las 8 saliendo, 32º y
mucha humedad.
Me dirijo a
Ayutthaya, capital del reino de Siam de 1.350 a 1.767, y antaño una de las
ciudades más importantes de Asia; está a unos 80 km al norte de Bangkok. Los
primeros 40 km hasta salir del extrarradio de la ciudad me ha costado hasta con
GPS, hay carreteras por todas partes y a distintos niveles. Aunque el tráfico
es intenso aquí ya se respetan bastante las normas de circulación y la
carretera está perfectamente asfaltada.
En poco más de
una hora llego a Ayutthaya, aparco dentro de la isla, junto al “Wat Phra Si
Sanphet” y voy a recorrer todos los templos, algunos en ruinas.
Sobre las 12 h
y completamente empapado en sudor cojo la moto, meto Kanchanaburi en el GPS y
me pongo en camino, hay 142 km que recorro en dos horas. Parece que de momento
he dejado atrás los días en que para recorrer una distancia similar me hacían
falta 5 horas.
Nada más
llegar me dirijo a la zona del rio Kwai que es donde están los alojamientos
económicos, cojo una habitación flotante sobre el rio por 400 bath (9,5 €) con
aire acondicionado; sin aire cuesta 280 bath (6,65 €) pero aquí el aire es casi
imprescindible hay mucha humedad y hace mucho calor.
Descargo la
moto ya que creo que dormiré aquí dos días y voy a comer a un “restaurante”
cercano que he visto al venir. Un plato de pasta con gambas, aros de calamar,
tofu y verduras, otro con tiras de carne y una botella de agua de 1,5 l; 115
bath (2,7 €).
Me acerco al
puente sobre el rio Kwai, lo atravieso y me hago las fotos de rigor. Lo de
silbar a mí se me da mal, si no habría sido el sitio adecuado para entonar la
cancioncita. Ceno en el mismo sitio otros dos platos con agua, esta vez pollo y
arroz con verduras y huevos revueltos; otros 115 bath (2,7 €).
Mañana la
intención es seguir la vía férrea apodada “El Ferrocarril de la Muerte” hasta
el desfiladero de las tres pagodas en la frontera con Myanmar, se le llama así
por el número de vidas que costo su construcción durante la segunda Guerra
mundial, se calcula que más de 100.000 prisioneros de guerra murieron
construyéndolo bajo el yugo de los soldados japoneses.
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