Sin mucho
madrugar ya que ayer entre una cosa y otra me metí casi 500 km bajo la lluvia
sobre las 9:30 he salido rumbo al norte, destino Chiang Rai pasando por Phayao.
Aunque se ha tirado toda la noche lloviendo a la hora de salir el suelo estaba
medio seco (aquí con el calor que hace seca muy rápido, en 15 minutos sin
llover ya está seco) así que he salido sin traje de agua.
Habré andado
unos 30 km cuando ya he tenido que parar a ponérmelo, llueve intermitentemente,
10 minutos sí, media hora no …. eso sí cuando llueve diluvia, suerte que los neumáticos
son nuevos y drenan bien los ríos de agua que bajan por la carretera. Cuando
para y el traje se seca comienzas a pasar calor y a pensar en quitártelo, pero
justo en ese momento aparecen más nubes negras en el horizonte y vuelve a
comenzar el ciclo; así todo el día.
Había leído que
llaman a Phayao “la Viena del sudeste asiático”, la verdad no sé porque, el que
le puso ese apodo no solo no ha estado en Viena sino que ni siquiera ha visto una
sola foto; no tienen absolutamente nada en común. Phayao es una pequeña y tranquila
ciudad del norte situada junto a un lago, casas bajas, zonas verdes y restaurantes
de pescado junto a este. No es una ciudad, mejor dicho, un pueblo feo pero las
comparaciones son odiosas.
Aprovecho para
comer, empiezo a estar un poco harto ya de pad thai y noodles así que pido un
pollo asado con una botella de agua de 1,5 l. 240 bath (5,7 €).
Continuo hasta
Chiang Rai donde había reservado una habitación para dos noches, 390 bath/noche
(9,7 €), al llegar nadie habla nada de inglés pero nos acabamos entendiendo. El
sitio está bien, hay parking y la habitación tiene aire acondicionado y es
amplia, no hay nevera.
Descargo
maletas y me acerco a recorrer Chiang Rai.
Torre del reloj.
Mañana ha recorrer
el Triángulo de Oro, frontera Tailandia – Myanmar – Laos, famoso antaño por el
cultivo de opio.
se me cae la baba!
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