Tras el
desayuno salimos a por un taxi a la calle, no vemos ninguno, preguntamos al
conductor de un tuk-tuk y nos dice que los taxis están como medio kilómetro al
sur. Volvemos al hotel y pedimos en recepción que llamen a uno.
En cinco
minutos lo tenemos en la puerta, negociamos el precio, 150.000 rupias y vamos
hacia Belawan. Yo llevo el GPS con las coordenadas de la oficina de cargo de
Belawan tomadas por otros viajeros, N 3º 46.821´ E 98º 41.123´, porsiacaso el taxista no sabe
llegar exactamente a la dirección.
Nada más salir
nos metemos en una caravana de locura, para hacer unos 30 km, la mayoría por
autopista, tardamos hora y media. Al llegar a Belawan el GPS nos viene de
perlas, en un pequeño poblado costero junto a la zona portuaria con multitud de
casa bajas desparramadas por un montón de callejuelas estrechas.
Llegamos a la
agencia a las 10:30 y todavía no han abierto, una vecina nos dice que cree que
abren a las 11:00 y les llama por teléfono para avisarles que estamos nosotros
allí. Cuando llega nuestro agente en Belawan nos pide los carnet de passages y
los pasaportes, y nos indica que uno de nosotros vaya con él al puerto, va en
un scooter y no puede llevarnos a los dos; cuando se haya solucionado el
papeleo vendrá a buscar al otro para ir a recoger la moto. Decidimos que vaya
Janis ya que su inglés, evidentemente, es mucho mejor que él mío.
Sobre las
14:00 vuelve a buscarme a mí, ya está todo el papeleo hecho. Janis me cuenta
que han tenido que pasar por 4 o 5 oficinas distintas, todas llenas de
funcionarios pero que ninguno hacía nada; algo que podría haberse tardado 10
minutos les ha llevado tres horas.
Recojo a moto
y la reviso por si ha sufrido algún desperfecto en la descarga, solo veo que
han sacado de su sitio el intermitente delantero derecho, seguro que con la
cuerda; no está roto y en dos minutos lo dejo colocado en su sitio.
Decidimos
salir e intentar llegar a dormir a un pueblo que hay a unos 80 al sur de Medan.
Cuando intentamos entrar en el único tramo de autopista que hay en Sumatra, el
que va de Belawan hasta las afueras de Medan una vez ya atravesado este, no nos
dejan; les explicamos que estas motos no son como las suyas, que nosotros no
entorpecemos el tráfico y que podemos ir más rápidos que cualquier coche de los
que hay por allí. Pues como hablar con una pared, que no es que no.
Ahora a
atravesar Medan con su caótico tráfico, esto nos va a hacer perder mínimo una
hora … La contaminación es bestial, los camiones parece que van a carbón en vez
de con gasoil y cada uno adelanta cuando le da la gana y en cuanto ve el mínimo
espacio (aunque sea muy muy poco). Antes de llegar a Medan un scooter que viene
en sentido contrario adelantando por mi carril pasa tan ajustado conmigo que
engancha su maneta de freno delantero en la red con la que sujeto la garrafa de
gasolina. Milagrosamente tras dos bandazos salva la caída ya que yo no traía a
nadie justo detrás, mi red queda destrozada y tengo que parar a sujetar mejor
la garrafa.
Alucino que
loca esta la gente por aquí y que poco aprecio le tienen a su vida. Comienza a
anochecer y todavía nos queda mucho, así que paramos en el primer hostal de
carretera que vemos, a primera vista es sencillo pero no parece muy malo,
175.000 rupias (12€). Luego será el peor sitio donde he dormido hasta la fecha,
no solo en este viaje sino en mi vida. Ya antes de apagar la luz comienzan a
corretear algunas cucarachas de esas naranjas por el suelo, a zapatillazo
limpio me cargo tres o cuatro. La cama no tiene sabanas así que ya había
decidido que iba a dormir vestido tumbado sobre ella.
Me cuesta
dormir evidentemente viendo el panorama, y cada 15 minutos o así enciendo la
luz y me cargo alguna cucaracha más, por encima del falso techo se oye que
corretea algo, mejor no saber lo que es. Empiezan a entrar a la habitación
hileras de hormigas a llevarse los cuerpos de las cucarachas caídas en batalla,
esto parece la selva ….
Al de un rato
caigo rendido y duermo hasta el amanecer. A la mañana siguiente solo con ver
las caras de Janis y Katie ya que se han sufrido lo mismo.
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