viernes, 6 de diciembre de 2013

31 - 10 - 2.013 Día 174




Dejo las maletas en el hotel ya que esta noche duermo aquí también y me acerco al Kawa Ijen, son unos 30 km por una carretera secundaria bien asfaltada pero a tramos con fuertes pendientes hasta legar al aparcamiento.
Para acceder al volcán se pagan 45.000 rupias por persona (3 €), los trabajadores que bajan el azufre desde el cráter lo depositan a unos cientos de metros de aquí. Hay unos 3 kilómetros con fuertes pendientes y a veces, sobre todo al final, tramos en lo que casi hay que ir escalando por las rocas.
Durante todo el camino me voy cruzando con mineros que bajan cargados de azufre, vienen medio corriendo y no dejan de sonreir y saludar a un extranjero al pasar, las cestas van sujetas sobre dos palos planos que se cimbrean con el trote y emiten un crujido característico.



Otros utilizan sacos en vez de cestas, pero el sistema de transporte es el mismo, estos bajan azufre mucho más triturado, no grandes trozos como los demás. En cada cesta colocan entre 35 y 40 kg, lo que hace un peso total de 70-80 kg, hay es nada, y hacen dos viajes al día …
El trabajo está muy bien pagado para los sueldos de indonesia, pero hay que tener en cuenta las deformaciones que sufren en los músculos de la espalda y la drástica reducción de su esperanza de vida por inhalar todos los días los gases que emite el volcán. Este azufre es de muy buena calidad y las empresas trasformadoras lo pagan 15 veces más que el obtenido en las refinerías.

Mientras asciendo me voy preguntando porque no cambian el sistema de trasporte, utilizar mulas, un tractor (en al menos el 50% del recorrido es posible), o tender una línea aérea con cables como se hacía en las minas de hierro de la Margen Izquierda; no utilizar ningún medio auxiliar y cargar tú con toda la carga no solo me parece tercermundista, me parece prehistórico, que la rueda hace miles de años que se inventó …
Me cruzo con una chica de Algorta que desciende, ha subido a las 2 de la mañana a ver el fuego azul; es un efecto que se produce al quemar azufre líquido y solo es apreciable de noche. Esta de mochilera por Indonesia, charlamos un rato y continúo hacia arriba.
Al llegar al borde del cráter hay un cartel que prohíbe la bajada de turistas al cráter aduciendo que es peligroso, pero si yo he venido aquí es para bajar no para quedarme arriba. Mojo la braga de Bridgestone que me regalaron en Estambul, me la pongo tapando la nariz y la boca y para abajo.


A medio camino, cuando pasas justo por encima de las fumarolas que emiten los gases de azufre, en cuando más huele pero una vez que llegas abajo se está bastante mejor. Tienes que estar pendiente del viento para acercarte o alejarte de la fuente de donde manan los vapores.
En el suelo una barra de ferralla del 25 a la que la han hecho punta sirve para arrancar los trozos de azufre de las capas que se van solidificando en las rocas, en algunas zonas se aprecia el azufre manando en estado líquido (rojo). Saco un cuantas fotos, unas tomas de video y vuelvo a ascender; no es recomendable estar más de 15 minutos expuesto a los gases.








 


 
Regreso al hotel y descanso, mañana cruzare a Bali.
 

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