Dejo las
maletas en el hotel ya que esta noche duermo aquí también y me acerco al Kawa
Ijen, son unos 30 km por una carretera secundaria bien asfaltada pero a tramos
con fuertes pendientes hasta legar al aparcamiento.
Para acceder
al volcán se pagan 45.000 rupias por persona (3 €), los trabajadores que bajan
el azufre desde el cráter lo depositan a unos cientos de metros de aquí. Hay
unos 3 kilómetros con fuertes pendientes y a veces, sobre todo al final, tramos
en lo que casi hay que ir escalando por las rocas.
Durante todo
el camino me voy cruzando con mineros que bajan cargados de azufre, vienen medio
corriendo y no dejan de sonreir y saludar a un extranjero al pasar, las cestas
van sujetas sobre dos palos planos que se cimbrean con el trote y emiten un
crujido característico.
Otros utilizan
sacos en vez de cestas, pero el sistema de transporte es el mismo, estos bajan
azufre mucho más triturado, no grandes trozos como los demás. En cada cesta
colocan entre 35 y 40 kg, lo que hace un peso total de 70-80 kg, hay es nada, y
hacen dos viajes al día …
El trabajo
está muy bien pagado para los sueldos de indonesia, pero hay que tener en cuenta
las deformaciones que sufren en los músculos de la espalda y la drástica
reducción de su esperanza de vida por inhalar todos los días los gases que
emite el volcán. Este azufre es de muy buena calidad y las empresas
trasformadoras lo pagan 15 veces más que el obtenido en las refinerías.
Mientras
asciendo me voy preguntando porque no cambian el sistema de trasporte, utilizar
mulas, un tractor (en al menos el 50% del recorrido es posible), o tender una línea
aérea con cables como se hacía en las minas de hierro de la Margen Izquierda;
no utilizar ningún medio auxiliar y cargar tú con toda la carga no solo me
parece tercermundista, me parece prehistórico, que la rueda hace miles de años
que se inventó …
Me cruzo con
una chica de Algorta que desciende, ha subido a las 2 de la mañana a ver el
fuego azul; es un efecto que se produce al quemar azufre líquido y solo es
apreciable de noche. Esta de mochilera por Indonesia, charlamos un rato y
continúo hacia arriba.
Al llegar al
borde del cráter hay un cartel que prohíbe la bajada de turistas al cráter aduciendo
que es peligroso, pero si yo he venido aquí es para bajar no para quedarme
arriba. Mojo la braga de Bridgestone que me regalaron en Estambul, me la pongo
tapando la nariz y la boca y para abajo.
A medio
camino, cuando pasas justo por encima de las fumarolas que emiten los gases de
azufre, en cuando más huele pero una vez que llegas abajo se está bastante
mejor. Tienes que estar pendiente del viento para acercarte o alejarte de la
fuente de donde manan los vapores.
En el suelo
una barra de ferralla del 25 a la que la han hecho punta sirve para arrancar
los trozos de azufre de las capas que se van solidificando en las rocas, en
algunas zonas se aprecia el azufre manando en estado líquido (rojo). Saco un
cuantas fotos, unas tomas de video y vuelvo a ascender; no es recomendable
estar más de 15 minutos expuesto a los gases.
Regreso al
hotel y descanso, mañana cruzare a Bali.
Ya tengo ganas de visitarlo...
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