sábado, 10 de agosto de 2013

06 - 08 - 2.013 Día 88




           La moto está bien, el control de tracción esta desconectado por algún fallo y no puedo bloquear la dirección; a las 7 de la mañana hay ya 38º. Hasta Skardu hay solo 257 km pero son unas 10 horas.

La KKH sigue bastante destrozada otros 40 km donde de repente comienza un asfalto nuevo e impoluto, dicen que los chinos la están asfaltando para poder introducir mejor sus productos hasta el puerto de Karachi y de ahí a todo el mundo.
Solo disfruto de este firme unos 40 km ya que al girar hacia Skardu nada más cruzar el puente de madera la carretera se vuelve una pista desastrosa, eso sí el paisaje es mucho más espectacular. Sigo con los 42º y voy parando es los torrentes de agua que bajan de las montañas a coger agua para beber, antes la filtro porsiacaso.



Continúan los controles policiales en los que hay que parar a registrarse, en uno de ellos un policía al ver que vengo de Chilas me dice que a ver si sé lo que paso a noche allí, no tengo ni idea. Sobre la 01:30 los talibanes hicieron una emboscada a la policía y asesinaron a tres altos cargos.







Continúo por un estrecho valle con la carretera tallada en la roca, con paredes casi verticales y el caudaloso rio a mi derecha justo tras el precipicio. La entrada en el valle de Skardu es espectacular, un maravilloso lago rodeado de montañas, una foto de postal.
Son casi las 17:00 y no he parado ni a comer, al llegar a Skardu miro en el GPS a ver que alojamientos salen, veo varios hoteles y un motel, me acerco al motel a ver qué tal está. Nada más cruzar con la moto la puerta de acceso a un patio interior veo a Sebas, inconfundible con su visera y sus gafas de sol; sabía que estaba en Skardu pero no exactamente en este motel.
Aparco y nos saludamos, me comenta que cree que el motel está completo pero que no me preocupe que el habla con el dueño, a los 10 minutos tengo habitación. Él se va al bazar a reparar un macuto y la tienda, luego tiene unos compromisos con las ONGs en la que colabora y a la noche estamos.
En el motel conozco al grupo de españoles que ha estado con él de trekking por el Karakorum, varios vascos, madrileños y granadinos; pasamos la tarde charlando. A la noche sobre las 20:30 hay barbacoa para cenar, muy buen ambiente con todo el grupo. Conozco a Ramón Morillas que acaba de batir el record de altitud en vuelo con parapente, 7.800 m.s.n.m. ahí es nada, un tío cojonudo y que se anima enseguida a coger la guitarra. También está “Little Karim” un sherpa mítico en las expediciones al K2 y por todo el karakorum.

En definitiva una noche inolvidable con un grupo de amigos que me han hecho sentir como en casa en medio del Baltistán pakistaní.
 

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