sábado, 3 de agosto de 2013

26 - 07 - 2.013 Día 77




             Anoche cuando estaba candando la moto a un poste de hormigón del tendido eléctrico que hay justo delante del hotel ha salido un hombre de un garaje y me ha indicado si quería guardarla ahí, que él dormía en un cuarto al lado y que le despertase cuando iría a marcharme; me cobraría 30.000 riales (0,60 €).

Por la mañana al ir a sacarla como yo no tenía cambios iba decidido a darle 50.000 (poco más de 1€), pero ha sido imposible, se ha negado diciendo que son 30.000 no 50.000, ha ido a buscar cambio y me ha devuelto 20.000.
He salido de Qazvin con dirección a Esfahan, por la carretera todo el mundo me saluda, me pita, gritan “welcome” sacando medio cuerpo por la ventanilla, asoman la mano con el pulgar hacia arriba a la vez que exclaman “very good”, algunos se ponen en paralelo y me hacen fotos, …..
También es habitual que me indiquen que voy con las luces puestas, en Irán no hay motos de más de 250 cc. y no llevan la luz de cruce encendida siempre.
Hace mucho calor, los 40-44º es algo ya habitual y todavía no he llegado al desierto puro; voy por una zona semi-desértica, muy árida y a unos 1.800 m.s.n.m. La vegetación escasea y es muy similar al sahel sahariano.
Ya bastante cerca de Esfahan he parado a beber un poco de agua que había comprado hace unos 60 km, 1 botella de 1,5 l. semi-congelada 10.000 rial, unos 0,22 € (precio/litro igual que la gasolina). Cuando ya estaba poniéndome el casco ha parado una familia ofreciéndome pastas para comer, he cogido dos y a la mujer le han parecido pocas, ha cogido un puñado y me las ha puesto sobre las manos; comienza la hospitalidad iraní.
A unos 30 km de Esfahan otro coche más se me pone en paralelo y muestra signos de admiración y sorpresa, en él van dos chicos de unos veintipocos años, comienzan a hablarme pero no nos entendemos así que me hacen signos para parar en el arcén. Son Masood y Ali, no hablan inglés, pero algo nos entendemos, me preguntan si voy hacia Esfahan y les digo que sí, me dicen que les siga que ellos me lo enseñan.
No soy muy amigo de seguir a desconocidos, pero la cara de entusiasmo, emoción y admiración lo dice todo, no pueden ser mala gente. Les sigo, con cierta prudencia, y me llevan a casa de Masood, allí están sus padres, me reciben con toda clase de agasajos, (son más o menos las 14 h) aunque ellos están de Ramadán a mí me ofrecen comida y bebida como para una semana. 
 
Le veo a Masood venga hacer llamadas telefónicas buscando algún conocido que hable inglés; al rato me indica que vendrá su prima junto con su marido para hacer de intérpretes. Me dice que esta noche duermo allí, con ellos, que ahora hace mucho calor, que relax y luego a ver Esfahan. Llega media familia y procedemos a conocernos un poco, me preguntan que qué quiero que me pongan para cenar, yo abrumado le respondo que lo que coman habitualmente, que algo típico iraní (aunque ya supongo que van a tirar la casa por la ventana).
 Al atardecer con su coche vamos a ver Esfahan, ha quedado con su cuadrilla para enseñarme la ciudad; recorremos la zona turística y nos hacemos decenas de fotos.








 Me encuentro con Ander, un chico de Donosti que va de mochilero, intercambiamos correos porque si consigue llegar a India vía Dubai coincidiremos en Nepal.
Sobre las 22:30 volvemos a casa a cenar, pollo asado, arroz, aceitunas, ajos asados, carne de cordero asada con unas hierbas, …… y un montón de cosas más, hay comida para un regimiento, es imposible comerlo.
Una cosa que me sorprende es que comemos solo los hombres juntos, sentados en el suelo sobre un mantel en el salón, las mujeres comen a parte en la cocina; serán sus costumbres. Durante la cena el padre de Masood está todo el rato insistiéndome: come más de esto, come más de lo otro…. voy a reventar.
  Para ellos es un honor tener un invitado en su casa y se desviven para complacerle.
Tras el postre, sandía, plátanos, melocotones, …. volvemos a salir; hay mucho ambiente nocturno, al refrescar algo la gente sale con sus manteles y alfombras y se pone en los parques a comer o charlar distendidamente; Masood me lleva a probar unos helados típicos, hago intención de pagar y se enfada conmigo, soy su invitado. Nos dan las tres de la mañana antes de ir a dormir.
Dormimos en el salón sobre una especie de colchonetas y con unas almohadas.

 

 
 

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