Tampoco hoy hemos madrugado mucho que se diga, Masood tenía que ir a trabajar pero el resto no, hasta las 14:00 no volvía cuando yo ya me despediría y continuaría mi camino hacia Shiraz.
Mientras, en
casa de Mohammad jugando a las cartas, no me acuerdo como lo llaman pero es
igual que la brisca, eso sí con cartas de póker no baraja española. Escuchando
música árabe y viendo como están totalmente abducidos con el Facebook, no lo
sueltan ni un segundo. A mí no me deja conectarme, salta la censura iraní que
no deja ver páginas de otros países.
Sobre las
14:00 llega Masood, me despido de su cuadrilla y nos vamos junto con Alí hacia
su casa a coger la moto y despedirnos. Me intento despedir de su familia pero
se empeñan en que tengo que comer antes de marcharme, les explico que es muy
tarde que quiero llegar a dormir a Shiraz y voy muy mal de tiempo; como si
hablo con las paredes, ya tiene la madre la comida en una bandeja.
Al acabar de
comer Masood se acuerda que me había dicho que él me conseguía la pegatina de
Irán, me dice que le espere 5 minutos que ahora viene, ha ido a una especie de
imprenta que hay no muy lejos de su casa y le ha mandado hacer la bandera en
vinilo. Mientras estaba esperando junto con Alí la madre se ha empeñado en
regalarme una camisa de manga larga, aquí el sol pega fuerte y como no me había
puesto crema tenía la piel de los brazos un poco levantada; me he negado lo
menos diez veces diciendo que tengo camisetas de manga larga en las maletas (no
es cierto), que lo de la piel no es nada, que en la moto voy con la chaqueta,
….…. da igual me voy con una camisa iraní.
Tras
despedirme de su familia hemos ido a que pondrían el vinilo a la moto (que
tampoco me ha dejado pagar) y nos hemos despedido dándonos tres besos, al
estilo persa. Estaba preocupado por si sabría salir en dirección hacia Shiraz y
quería acompañarme, pero le he mostrado el mapa del GPS junto con la ruta y se
ha quedado tranquilo.
Aquí han
finalizado estos maravillosos casi tres días junto con esta familia y estos
amigos, una muestra más de la hospitalidad iraní que se une a tantos relatos de
viajeros que han pasado por esta tierra y les ha sucedido lo mismo. Un ejemplo
para dejar atrás los estereotipos que se crean por desconocer exactamente la
realidad de cada país, y por dejarnos cegar por los intereses
político-económicos de los gobiernos.
A Shiraz me
quedaban 530 km eran las 16:30 y aquí a las 20:15 es noche cerrada, como sabía
que no iba a llegar de día he entrado en Abadeh que es el pueblo más grande a
medio camino a buscar un sitio donde dormir. He encontrado un hotel con wifi
(justita para unos correos solo texto), desayuno y parking cerrado por 12 €.
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